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Robert Cunninghame Graham

Nació en Londres el 24 de mayo de 1852. Su padre era un militar escocés y su madre había nacido en un barco junto a la costa de Venezuela, hija a su vez de un almirante inglés y de una dama española. Este origen, donde se mezclaban las mejores tradiciones británicas y españolas influyó seguramente en el destino viajero y en una especie de vocación de caballero andante que lo impulsaron a lo largo de su vida.

         A los diecisiete años viajó por primera vez a la argentina, dispuesto a incursionar en el negocio ganadero, en el que no tuvo el éxito esperado. Sus andanzas por las pampas argentinas y su convivencia con el gaucho lo convirtieron en un apasionado conocedor de todo lo relativo al campo. Era un gaucho más entre los gauchos. Vestía como ellos, domaba potros, manejaba el lazo y las boleadoras como el mejor. Muchos años después seguía usando una rastra como cinturón, aún vistiendo traje. De esos tiempos proviene su amistad entrañable con Guillermo E. Hudson y con Tschiffely. De esa época también le vino el Don Roberto con que quería que lo llamasen sus innumerables amigos rioplatenses.

         En estas tierras sufrió las consecuencias de la revuelta de López Jordán, donde estuvo a punto de perder la vida, además de los lógicos peligros de una tierra que por entonces era prácticamente salvaje, a merced de los indios insumisos y de las fieras que poblaban los campos desiertos. Entre 1873 y 1874 consiguió una concesión para cultivar yerba mate en el Paraguay, y dos años después se dedicó a comprar caballos en el Uruguay para venderlos en el Brasil. Luego compró una estancia en Sauce Chico, en el Uruguay, para criar ganado. Ninguno de estos negocios le reportó grandes beneficios económicos.

         En 1878 volvió a su patria. De allí viajó a Francia y a España, conociendo en París a quien sería su esposa, Gabrielle de la Balmondiere. A poco de casarse viajaron a Texas, en Estados Unidos, donde compraron una hacienda en la que vivieron cuatro años, y a la que encontraron absolutamente devastada por los indios después de un viaje que los llevó a México. Un año más tarde deben volver a Escocia a raíz de la muerte de su padre, de quien recibe como herencia una deuda de 100.000 libras esterlinas.
         Por esa época adquiere su famoso caballo, Pampa, al que dedica este libro. Lo encuentra tirando de un tranvía por las calles de Glasgow, y hasta su muerte, veinte años más tarde, no se separará de él.

         En 1886 es elegido miembro del parlamento inglés, donde permanece por seis años, convirtiéndose en paladín de ideas que recién se aceptarían en el siglo siguiente, y que en esa época lo caracterizaron como socialista: sufragio universal, jornada de ocho horas, abolición de la Cámara de los Lores, oposición a la pena de muerte, etc.

         En 1892 pierde su banca y se dedica a su otra gran pasión además de los viajes: escribir. A su pluma se deben, entre otros libros, las biografías de Hernando de Soto, Pedro de Valdivia y José Antonio Páez, Mogreb-EI-Aksa, Los Llanos de Venezuela, Un Místico Brasileño, El viaje a caballo de Tschiffely y Los Caballos de la Conquista, además de numerosos artículos y notas.
         En 1936, a los 84 años, realiza su último viaje a Buenos Aires, ocasión en que contrae una bronquitis que deriva en neumonía, de la que muere el 30 de marzo de ese año.


Tomado de reseña del libro "Los caballos de la conquista", de Robert Cunninghame Graham
por la Editorial Elefante Blanco.